Una de las razones por las que dejamos el deber para después es la falta de compromisos. No me pongo metas claras y ahí la voy llevando. Si me preguntan: “¿Cómo vas?” En vez del típico “más o menos”, les debo de contestar: “Bien, hoy llevo un avance del “x” % sobre mi meta “y”, si sigo así cumpliré mi objetivo”.
Entre menos compromisos tenga menos fallo y menos crezco. ¿Me apaciguo o me arriesgo a fallar creciendo? En el casino que se formaba en la feria de Aguascalientes: “Si no le mete, no le saca”.