El 8 de febrero del 2024, tuve la oportunidad de visitar el Rancho el Puerto de Ciénega de Flores. Si decimos que Ciénega de Flores es famosa por el Machacado con Huevo y por estar entre la Sierra de Picachos y Mamulique, también es famosa por el Rancho el Puerto. Cuenta con al menos 5 generaciones de entrones propietarios y creciendo la sexta. El coronel Pedro Chapa fue la primera generación, le siguió Alfredo Montemayor, Ángel Montemayor Chapa fue la tercera generación; Jorge Alberto Montemayor Treviño, quien nos recibió, cuarta generación; Jorge Alberto Montemayor González, el actual responsable del rancho, es la quinta y Jorge Montemayor González Jr. será la sexta generación, de una familia que ha sabido terquearle para vivir del rancho.
Jorge y Norma Montemayor nos recibieron a Fernando Torres, Kabubi, y a mí con una hospitalidad norestense.
La tarde estaba despejada, nos fuimos a recorrer el rancho.
La primera parada es en la antigua casa abandonada, ¿de los abuelos? Con todos los materiales de la época, la cocina con parrilla para la leña con su chimenea, las paredes de piedra y adobe, los dinteles de madera de mezquite, las vigas de madera en los techos, patios al frente y atrás. Me gustaría participar en su restauración.
El área de pastoreo del ganado. Esta es la historia de los ranchos ganaderos del noreste, incluyendo a los texanos, ¿cuántas vacas por hectárea pueden engordar? Es una densidad muy baja en comparación con ranchos de otras regiones. Que bonitos animales se les ve el cariño de los dueños.
Pasamos por una palma norestense de mil cabezas, le llaman la medusa, que fregona planta. Abra que verla cuando esté floreando.
Vamos a donde están construyendo un muelle en una presa. Los ranchos son así, siempre con proyectos, y los que son para aprovechar mejor el recurso del agua, son prioritarios.
Nos paramos a ver algunos espiaderos, la cacería es un buen ingreso regenerativo. Se valora el trofeo y se valora su hábitat. Me da la impresión que algunos son usados solo como contemplación. Ojalá algún día lo pueda hacer yo.
Nos topamos con algunas especies de animales cinegéticos y exóticos, que los están adaptando al entorno, que tienen como atractivo para los cazadores. Algunos borregos berberiscos que te maravillan de ver como trepan montes tan escarpados.
Como la canción del Piporro, subiendo montes, bajando valles, llegamos a los límites al norte del rancho, donde hay una cortina abandonada que se ve que fue una inversión importante hace mas de 50 años. Impacta la construcción de concreto, pero más, el mecanismo de fierros para controlar el flujo del vital líquido. Nos quedamos discutiendo como era que funcionaba en aquellos años. Kabubi hace maniobras para ver el mecanismo. ¿Cómo corría el agua?
Antes de regresar a la casa paramos en uno de varios miradores que tiene construidos con un esmero de quien sabe disfrutar los espacios que te da el monte. Tres sillas, unas cervezas y un caballito de tequila nos ayuda a disfrutar de ver el atardecer. ¡Que les digo de la plática!
Después de esa maravillosa tarde, regresamos para degustar de una carnita asada. Y si la carne asada es de donde más cojeo, imagínense si es de Bocados MG, hecha con leña de mezquite, con un experto parrillero, y con la compañía de Norma, Jorge, Kabubi y de Pedro y Mayra, que nos ayudaron con la preparación.
¿Y la sobremesa? Ya nosotros tres calentándonos con un tequilita en la terraza, arreglamos el mundo. Enriquecedor escuchar las historias que nos dan cuenta de anécdotas, momentos de decepción cuando algún proyecto se queda trunco, decisiones como cuando dejaron la producción de huevo, y de mucha satisfacción que hay detrás de un rancho norestense.
A dormir a pierna suelta, arrullado por los ronquidos de mi compañero. Para las seis de la mañana ya estaba caminando por los alrededores de la casa grande y me tocó el amanecer. Nos dejaron pan dulce de Zuazua que me sirvió de desayuno. ¡Este es un nuevo día! Con Jorge fuimos a ver los caballos, una de las actividades más importantes del rancho y una de las pasiones de la actual generación que se nota. También visitamos el hotel de perros que también ofrecen para generar ingresos.
Para el desayuno me permití traer chorizo de Villadlama, huevo de rancho de Higueras y tortillas de harina de Lampazos. Y con la buena mano que tienen en la cocina, un gran almuerzo.
Nos despedimos muy agradecidos y comprometidos para seguir coincidiendo en esta vida. Kabubi y yo nos pasamos a revisar la casita de Higueras pronto a inaugurar, platicando en el camino de lo fregón que la pasamos en el Puerto.
Que ganas de regresar al Puerto, que ganas de ser parte de su esfuerzo. Gracias mil.
David Canales