Visita a Museo Nacional de Antropología.

Antes de que terminara el 2018 tuve la oportunidad de visitar, con mi familia chiquita, el Museo Nacional de Antropología de la ciudad de México.

Maravilloso lugar lleno de respuestas sobre nuestro pasado. Visita obligada cuando vamos de paseo por la capital del país. Yo ya he estado ahí 4 veces, y las que me faltan, espero. La primera vez, me llevó el tío Hernán Canales, muchas gracias. Otros padres llevan a sus hijos a Disneylandia, yo los llevo al museo. Quizá me reclamaran después.


En su pagina dice: «Está concebido para albergar y exhibir el legado arqueológico de los pueblos de Mesoamérica, así como para dar cuenta de la diversidad étnica actual del país».

Lo disfrutamos mucho aún y que nos tocó ir en domingo día gratuito, con mucha gente. Recordamos, aprendimos, descubrimos y compartimos. Desdé los primeros humanos en el continente, hasta la actualidad. Muy bien puesto, muy bien cuidado. Yo me puedo quedar viendo a Tláloc, al calendario azteca, a Coatlicue, y con eso valió la vuelta. Aunque seguimos con dudas, como lo de Quetzalcóatl, presente en tres culturas diferentes, Teotihuacana (400 ac – 800 dc), Tolteca (900 dc – 1,200 dc) y Mexica (1,300 dc – 1,525 dc).

Recomendaciones para el visitante: Dedíquenle al menos cuatro horas, si pueden contratar a un guía afuera mejor. Hagan el recorrido cronológico, empezando de la entrada a la derecha. Entre más temprano empiecen, 9 am, menos gente. Vayan platicando entre el grupo sus dudas y descubrimientos.

Reclamo al museo: ¿Y los Chichimecas? Siguen cayendo en el grave error del mexicano mesoamericano, desde la época colonial, de llamarnos norteños a todo lo que ha sucedido al norte de sus narices, y a restarle importancia. Ya nos costó como país la mitad de nuestro territorio. Me duele aceptar que a todo lo que pasó en el noreste de México le llamen la gran Chichimeca como para aglutinarlo todo en un solo grupo, y que no le dediquen espacio, más dolor. PONGANOS ATENCIÓN A SUS COMPATRIOTAS DEL NORESTE. Ni una mendiga fotografía de las pinturas rupestres de Boca de Potrerillos. Como dijo el Piporro cuando estaba cantando una canción romántica a una muchacha y, durante la canción se acuerda que no le ha contestado ni una carta: «Ya se me quitó lo romántico».

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