Rubén Darío

Con don Ramón Avilés, mi suegro, a quien le debo mucho, tengo un intercambio constante de libros, y en la última ocasión me prestó el de un ilustre paisano suyo.

¡Que vida la de este señor!

Nació en Metapa, un pueblito cerca de León Nicaragua, en 1867 y muere en 1916 en León Nicaragua, con tan solo 49 correteados años.

Anduvo en todo Centroamérica, Sudamerica, Europa, Estados Unidos, y un ratito en México, siempre escribiendo, siempre acompañado de alguna eminencia de la época, siempre tomando.

Fue enviado a México para representar al gobierno de Nicaragua en las fiestas del centenario de la independencia que celebraba el próximo a extinguirse gobierno de Porfirio Díaz, solo que en el trayecto Nicaragua recibe un golpe de estado auspiciado por los gringos:

El gobierno civil (de México), me decía que podía permanecer en territorio mexicano unos cuantos días, esperando que partiese la delegación de los Estados Unidos para su país (como Fox con Fidel), y que entonces yo podía ir a la capital. 

Se fue para Cuba sin dinero para regresar a Europa, con la ayuda de amigos, entre ellos el general Bernardo Reyes, pudo juntar para su pasaje. Don Bernardo, exgobernador de Nuevo León y exsecretario de Guerra y Marina, estaba también por salir a Europa en un viaje de «tenmeaquí» ordenado por Porfirio Díaz. En el viejo continente reafirmaron su amistad el poeta y el general de ascendencia Nica.

Hizo migas con medio mundo:

… el gran poeta desgraciado Oscar Wilde. Rara vez he encontrado una distinción mayor, una cultura más elegante y una urbanidad más gentil … En Inglaterra le habían embargado todas sus obras … Unos meses después moría el pobre Wilde, y yo no pude ir a su entierro … Y ahora en Inglaterra y en todas partes, recomienza su gloria …

La Exposición de Paris de 1900 estaba para abrirse. Recibí orden de La Nación (periódico argentino) de trasladarme en seguida a la capital francesa … yo me llevé al poeta mexicano Amado Nervo … A Nervo y a mi nos pasaron cosas inauditas.

… «es genial y no usa corbata» me decían. A don Miguel de Unamuno, a quien no le agradaba que le llamaran el sabio profesor de la Universidad de Salamanca … un notable vasco original.

No era político y eso lo metió en muchos líos, hablando de la de España escribió:

... los políticos del día parece que para nada se diesen cuenta del menoscabo sufrido, y agotan sus energías en chicanas interiores, en batallas de grupos aislados, en asuntos parciales de partidos, sin preocuparse de la suerte común, sin buscar el remedio del daño general, de las heridas en carne de la nación.

Para los mexicanos lo pudo haber escrito en 1821, en 1848, en 1913, o el día de hoy.

Ojalá un día pueda yo decir como Rubén Darío:

Yo hacía todo el daño que me era posible al dogmatismo hispánico, al anquilosamiento académico, a la tradición hermosillesca, a lo pseudoclasico, a lo pseudorromantico, a lo pseudorealista y naturalista …

Gracias hermana república de Nicaragua, a mi me has dado inolvidables paseos, una gran familia política, al mejor suegro y a un gran escritor.

 

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