Revolucionarios

El 20 de noviembre pasado, celebramos que hace 112 años nos levantamos en armas los mexicanos para buscar terminar con el porfiriato. Habíamos sido convocados por Francisco I Madero. Él desde los Estados Unidos, donde se había refugiado después de haber escapado de una cárcel de San Luis Potosí, nos convencía que no quedaba otro camino que las armas, porque las urnas estaban controladas por el poder.

Desde el grito de dolores a la fecha, por 212 años, hemos tenido un sinnúmero de levantamientos armados para protestar por el régimen del momento. ¿Cuántas vidas, cuánto tiempo y cuántos recursos hemos perdido en luchas armadas?

Les ponemos diferentes nombres: El plan de Ayutla, la revolución escobarista, ejército zapatista de liberación nacional, el plan de la noria, la hermana república de Yucatán, la rebelión delahuertista, lucha antiimperialista, en fin.

¿Y el diálogo? ¿Y la lucha de ideas? ¿Y los acuerdos? ¿La división de poderes? ¿La representación popular?

Hoy estamos nuevamente divididos. Hay un ambiente de enfrentamiento, las discusiones van subiendo de tono. Nadie quiere ceder. No somos iguales, no pensamos igual, no buscamos lo mismo, somos muchos, pero debemos de encontrar cómo organizarnos para vivir en paz. Paz que nos permita desarrollarnos de la mejor manera.

Para construir por la paz, debemos de aprender a dialogar. Que pensemos diferente es inevitable y enriquecedor. Te invito a que lo ejercitemos, seguro que nos va a ir mejor.

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