Hace unos días, el cronista de García NL, Antonio Flores, gran entusiasta de la historia, de su historia, nos regaló un suplemento del periódico quincenal El Cenzontle. Órgano informativo del consejo ciudadano de Villa de García NL.
En él, aparece un artículo del poeta zacatecano Ramón López Velarde incluyendo su poema La Suave Patria, publicada, muy convenientemente, en 1921.
Es importante leer los patrióticos, y muy bien elaborados, versos.
Yo estaba disfrutando su lectura, cuando me llamó la atención una estrofa en el primer acto:
"El Niño Dios te escrituró un establo y los veneros del petróleo el diablo".
Desde hace 6,000 años, en Asiria y Babilonia ya se usaba el petróleo para pegar ladrillos y piedras, en medicina y en el calafateo de embarcaciones. Después en Egipto, para engrasar pieles. Las culturas prehispánicas de México pintaron esculturas con él. Los chinos lo utilizaban como combustible.
La primera destilación de petróleo se atribuye al sabio árabe Al-Razi en el siglo IX, inventor del alambique.
Fue creciendo su uso y en 1846 el canadiense A. Gesnerse obtuvo queroseno, lo que incrementó la importancia del petróleo aplicado al alumbrado. En 1859 Edwin Drake perforó el primer pozo de petróleo en Pensilvania.
Aquí en México para antes de la revolución, empresas americanas e inglesas ya explotaban nuestro petróleo y nuestro gas.
¿Qué vio el poeta en 1921 para considerar que el diablo fue quien nos puso el petróleo en nuestro suelo?
¿Qué ventajas hemos tenido los mexicanos de contar con petróleo?
Desde Lázaro Cárdenas, pasando por los gobiernos populistas, los neoliberales, y ahora, otra vez, populistas, nos dicen que Pemex es nuestro.
Yo pago una de las gasolinas más caras del mundo, cuento con un transporte publico deficiente, pago más del 35% de lo que gano en impuestos, somos un país corrupto, y la mitad de mis compatriotas son pobres.
Quizá estoy de acuerdo con don Ramón y hubiera sido mejor no tener petróleo.