En los tiempos de Jesús, los campesinos y obreros, eran explotados por el Imperio Romano y por los Sacerdotes judíos. Para los líderes lo importante era que cumplieran con los dos, lo demás era lo de menos: pobreza, hambre, vejaciones, carencias, futuro.
Él no habló de romper con las leyes, habló de darnos importancia, yo soy el invitado al banquete, mi vida tiene sentido. Si soy bueno con el prójimo no tengo de que preocuparme.