Vida Útil, por Adolfo de la Huerta

El joven sonorense aspiraba a cantar opera en el Metropolitan Opera House de Nueva York. Estudió contabilidad como un seguro de vida y música por vocación. Como toda una generación de mexicanos, los últimos años del porfiriato y la revolución acabaron con sus sueños.

Fue banquero, tenedor de libros,  administrador y defensor de los indios yaquis frente a los abusos de la dictadura. Don Venustiano lo nombró cónsul general de México en Nueva York. Después fue Gobernador de su estado natal en 1919. De la Huerta, Obregón y Calles se levantaron en armas con el plan de Agua Prieta en 1920. La presidencia de Adolfo de la Huerta duró seis meses exactos. Su gobierno fue definido con una palabra: pacificación. Se hizo acompañar de hombres intachables como José Vasconcelos, Juan Sánchez Azcona, Salvador Alvarado y Antonio I. Villarreal. Heredó a Obregón una situación política inmejorable. Aceptó la secretaría de Hacienda en el nuevo gobierno, llevando acabo una importante negociación de la deuda mexicana con Estados Unidos.

Antes de que se asomara la tormenta de la revolución escribió una décima titulada “Vida útil”:

“…si a tu patria con lealtad/ sirves con preceptos fijos/

y con cuidados prolijos/ en tu hogar fincas tu amor,/

tu vida tendrá un valor/ que reflejará en tus hijos”.

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