De Servando tenemos, gracias a Dios, mucha literatura, pero no suficiente. Las generaciones después de la mía, sólo conocen sus calles: Padre Mier.
Un gran pensador, orador, activista y, sobre todo, cuestionador. Sin haber sido militar, fue parte importante de la lucha por la independencia, no con la espada, con la pluma. Y en la naciente republica, participo como el primer diputado de nuestro estado. Uno de los hombres ilustres de Nuevo León.
Hay mucho que aprender en:
1) El famoso discurso sobre la Virgen de Guadalupe. En su investigación mientras preparaba el discurso entrevistó al licenciado Borunda:
Este me dijo: «yo pienso que la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe es del tiempo de la predicación en este reino de Santo Tomás, a quien los indios llamaron Quetzalcohuatl.»
2) Su excomunión, después del discurso, y sus diferentes escapadas de la inquisición.
Digo esto porque algunos me acusaban de que había intentado quitar a los españoles la gloria de haber traído el Evangelio.
El arzobispo Alonso Núñez de Haro ordenó que se le encerrara en una celda del convento de Santo Domingo, a la vez que se iniciaba la instrucción de un expediente. El 21 de marzo, el arzobispo lo condenó a diez años de exilio y reclusión en el convento de los dominicos de Nuestra Señora de las Caldas, en Santander (España). Al mismo tiempo se le prohibió enseñar como profesor y ejercer como religioso y confesor, retirándosele el título de doctor que le había concedido el Pontífice.
3) Su intervención en las ideas independentistas desde Europa y su regreso al Nuevo Mundo trayendo la primera imprenta al noreste de la colonia.
En Londres conoció el padre Mier a Francisco Javier Mina, y lo hizo aceptar una tesis que inventó para llevar agua a su molino de la independencia mexicana: contra Fernando Séptimo se podía -y debía- luchar no sólo en tierras españolas, sino también de América. Al principio Mina no quería tragarse aquel sutil razonamiento, pero el padre Mier lo convenció con su labia fatal, y así se armó aquella malhadada expedición que al joven guerrillero costaría la vida.
4) y con su gran discurso sobre el federalismo.
El «genio político» de Mier quedó de manifiesto el día once de diciembre de mil ochocientos veintitrés, al pronunciar como diputado su célebre Discurso de las Profecías, en el seno del Segundo Congreso Constituyente Mexicano, una vez derrumbado el Imperio de Iturbide.
Anímense a conocerlo. Aquí algunos libros que recomiendo:
De Hector Perea, Fray Servando Teresa de Mier.
De José Servando de Mier Noriega y Guerra, Memorias de Fray Servando Teresa de Mier.
De Rafael Estrada Michel, La teoría constitucional en la profecía del Padre Mier sobre la federación mexicana.
De Armando Fuentes Aguirre, La otra historia de México.