Vivimos como si no nos fuéramos a morir y morimos como si no hubiéramos vivido.
Debo estar preparado para morir para agradecer que estoy vivo. Recibir la sabiduría del mejor maestro, mi mortalidad. Enfrentando a la muerte, enfrento a la vida.
Tengo que vivir el presente y disfrutar la vida que tengo, sin rencor a las circunstancias.