Me cuentan del abuelo de un compañero de trabajo, Martín Castañón, don Joaquin Castañón, de Lovatos Zacatecas, hombre de dinero y benefactor del pueblo.
La gente acostumbraba a ir con el para buscar apoyo.
Llegaba el vecino necesitado:
«Don Joaquín, vengo a pedirle un favor».
«Nomás que no se trate de dinero, ni nada que lo valga».