Mike de Cerralvo

Miguel Ángel Gonzalez, Mike de Cerralvo, es un incansable Cerralvence. En sus ratos de esparcimiento le gusta narrarnos anécdotas de nuestra tierra y de su familia. Aquí te comparto una. A mí me parece muy valiosa, como la mayoría de sus escritos.

LAS PALABRAS RARAS DE MI PADRE
Ayer en la tarde, uno de los colaboradores en la remodelación de nuestra casa, quien apurado se esforzaba muchísimo para dar por terminada su jornada laboral, se encontraba levantando un sillar. Se sorprendió demasiado con mi vocabulario cuando le hablé desde mi mecedora, mientras él pujaba y batallaba para acomodar el enorme y pesado sillar tal y cual yo se lo había sugerido antes. Le dije:
«Mijo, ya no batalles, no hagas las cosas difíciles tu sólo, mejor roncéalo y es mucho mejor para ti, más pronto lo colocas en su sitio».
Este joven es un muchacho muy trabajador, ágil, muy noble, capaz y sumamente inteligente. Un ser humano a quien hemos aprendido a querer con el paso del tiempo mientras ha estado cerca de nosotros. Pero no comprendía mi lenguaje, por lo que me respondió extrañado: «¿Qué es eso Maik, que es eso de roncear, son palabras que tu inventas o qué?” Rafa, así se llama este buen muchacho que colabora con nosotros, me puso a pensar: “¿Qué es esa palabra Maik?”
Cuando mi padre se refería a mover algo muy pesado y que yo debía moverlo sin su ayuda, siempre me dijo: «Roncéala mijito, para que no la levantes, solamente roncéala»; acompañaba papá sus palabras con un movimiento de sus manos indicando un movimiento en zigzag. Creí que todo mundo sabía eso. Nunca había empleado la palabra porque nunca la había necesitado. Mi esposa salía de la cocina cuando esto sucedía y Rafa le cuestionó sobre la dicha palabreja. Ella le contestó que nunca la había oído e ignoraba su significado en ese momento y que más tarde le diría. Repetí la metodología que mi papá usó para mí y ellos sonreían mientras les explicaba.
En otra ocasión leíamos en casa de Yoly mi hermana unas cartas que papá le enviaba a su madre, mi abuelita Paula, en ellas hablaba de «la Caterva», haciendo referencia a unos maleantes o vagos. Otra ocasión cuando estaba agonizando me leyó el pensamiento, en ese instante yo hablaba en mi interior con Dios y algo le reclamaba sobre el dolor que vivía mi papá. Papá tenía los ojos cerrados y se suponía ya no los abriría. Nos sorprendió a todos en su habitación del hospital al hablar: «Maik, cállate, retira tus manos de mi frente que me estás quemando y no olvides que lo hace el que todo lo puede».
He ronceado cosas pesadas toda mi vida y lo hice cuando no hay ayuda, pues eso significa la palabra famosa: Mover algo pesado de un lado a otro imitando a los barcos en el mar en medio de las olas, suavemente.
Te amo mi querido padre. Dile al que todo lo puede que aquí estamos y que le estamos agradecidos por todo.
Mike de Cerralvo.

Mike

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