Obra de misericordia corporal

En el catecismo me enseñaron que hay siete obras de misericordia corporal. Para un buen cristiano y para cualquier ser humano, debemos de practicarlas. La número uno es la visita a los enfermos. «Nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido»(yo le digo a mis hijos: «Nadie sabe lo que tiene, hasta que recogen su cuarto») Sucede con frecuencia con la salud. Mientras estamos sanos nos creemos la mamá de Tarzan, nos empieza a aquejar un dolor y hay andamos lamentándonos.

Visitar a un enfermo es ponernos a su disposición, darle ánimos para que pueda salir o sobrellevar mejor su enfermedad. Pero también ponernos en sus zapatos, aquilatar nuestra salud y ponerla al servicio de los demás.

Un enfermo es un ejemplo de lucha. Hay que ver como ponen todo su empeño para salir adelante.

Un fuerte abrazo a todos los que están sufriendo alguna enfermedad. Mau, Hugo, estamos con ustedes.

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