Las metas en la vida nos mantienen despiertos, motivados. Abramos el abanico. No sólo a hijo, árbol y libro. Pongámosle legado, naturaleza, obra.
Me gusta decir: “Dejar un legado, cuidar de la naturaleza, crear obras útiles”.
Así nuestro quehacer en la vida no se acaba hasta que se acaba. Nos mantenemos vivos hasta que nos llamen a cuentas y estas serán, precisamente, las cuentas que vamos a entregar.