El mercado Juárez

Mi personaje y amigo, Cecilio de León y un servidor, fuimos a hacer una investigación al mercado Juárez.

Nuestro primer objetivo fue doña Cuca. Adentro del mercado, en el primer piso, en uno de los pasillos de en medio, hay dos locales de comida Doña Cuca. En el primero que preguntamos está su hija que nos saluda con gusto. Una bisnieta nos dirigió al otro local, donde su hijo, todos muy amables, nos presentó a doña María del Refugio, quien se encarga de la cobranza de la fonda. De 89 años y 70 de trabajar en el mercado. Empezó ayudándole a su mamá a vender flores y luego se pudo hacer de un local para vender comidas. Toda una tradición de calidad y sabor. Vengan a probar las albóndigas, los chiles rellenos, el caldo de res. Salimos de ahí con las pilas bien cargadas por el ejemplo, la sencillez, sus historias, y el animo de doña Cuca. Aunque no con la información que buscamos.

«Antes había una necesidad económica para sacar a la familia adelante. Mi marido y yo le sufrimos. Ahora, gracias a Dios, ya no tengo necesidad económica, la necesidad es más grande, estar activa y que la familia continúe».

De ahí pasamos a Lontananza, para seguir con nuestras indagaciones y, de paso, refrescarnos.

Logramos el segundo objetivo, del primero, sacamos algo, con don Jesús Chapa, dueño de la cantina, con 89 primaveras y contando. Igual que con doña Cuca, nos llenamos de historia y buen animo, pero nos quedamos con la duda.

Vengan al mercado Juárez, compren hierbas, prueben el menudo, lleven flores, y si saben datos del Mudo que tenía un puesto de bolear en 1945, nos avisan a Cecilio o a mi.

 

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